dos escalones
hoy me voy a quejar. en efecto, no tengo lectores, pero quiero desahogarme. quiero sentirme orgulloso y no frustrado porque un naco (lo califico así por su comportamiento) dice que no soy digno de divertirme donde el trabaja, y no, no es un ginecólogo, es un cadenero: moreno, chaparro, tuerto, con lentes 'nais' (nice) y patillas de puto.
¿desde cuando a los inspectores les importa el corte del lugar mientras todo el que esta consumiento alcohol sea mayor de edad? nunca. fue un pésimo pretexto. con el que solo el naco (preferiría poner su nombre, naco no es una palabra que me agrade, pero el gusto fue todo suyo) quedo satisfecho (o satisfactado para que el naco entienda).
el pretexto: se ve muy chavo, el lugar no se compromete si lo ve un inspector.
el pensamiento: al fin que ni quería entrar (jajaja... y sin ironías), mingue a su chadre yo me voy a cenar.
en el camino me dieron muchas ganas de quejarme, de expresar que aborrezco que un iletrado sea prepotente por estar detrás de una cadena dos peldaños arriba del suelo. pero creo que aborrezco más a la gente que lo puso allí. sin embargo, tampoco los aborrezco tanto. me valen madre.
no somos más que el naco por él ser cadenero, lo somos cuando lo vemos como un igual, cuando él, detrás de su cadena, haya sentido ser más que tú.
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